El relato de las circunstacias que rodearon a este doble suicidio varía según los testigos: algunos dicen que la madre, que sufría Alzheimer, saltó primera, mientras profería una oración. Otros vecinos dicen que la madre y su hijo saltaron juntos cogidos de la mano.
Lo único en lo que todos coinciden
es en constatar la lucha contra la penuria que libraban ambos,
acuciados por la crisis. La víspera de su muerte, el músico Antonis
Perris publicó una nota de suicidio en un foro popular griego, en la que
lamentaba no tener forma de resolver los problemas financieros de la
familia.
"El problema es que no me di
cuenta de que tendría que disponer de dinero en efectivo, porque la
crisis económica llegó de repente. A pesar de que he estado vendiendo
nuestros bienes, no tenemos liquidez, no tenemos dinero para comprar
alimentos y mi tarjeta de crédito está al límite, con una tasa de
interés del 22%", reza la nota.
En la carta Perris aseguraba que
tanto su salud como la de su madre se había deteriorado, y que no veía
ninguna solución a sus problemas más básicos: conseguir comida y ayuda
médica.
El músico puso fin a su emotiva declaración culpando a "los poderosos de esta tierra", haciéndoles responsables de la crisis financiera que azota al país y a su familia.
Los suicidios por culpa de la crisis han dejado de ser incidentes aislados en Grecia. Hace
apenas dos días un hombre se suicidó en el centro de Atenas cortándose
las venas en una plaza muy concurrida. En abril, un estudiante, un
profesor y un sacerdote también se quitaron la vida en la capital.
Sin embargo, fue la muerte del
farmacéutico Dimitris Christoulas, que se pegó un tiro en la cabeza en
una céntrica plaza de Atenas, la que puso más de relieve la difícil
situación por la que pasan los griegos en medio de una austeridad
salvaje.
Durante los últimos meses, los
medios griegos informan de suicidios casi a diario, un hecho
sorprendente en un país que solía tener una de las más bajas tasas de
suicidio en el mundo.






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